No es tan malo como temíamos, pero este horroroso spin-off de los X-Men sigue siendo un error sin miedo…
Los 20 años de FOX y sus 13 películas X-Men, llegan a su fin, no con un estallido o un estruendo, tampoco con un grito… sino con un ataque de oso.
Sí… así es, el peor temor de todo entusiasta es la conclusión estúpida de dos décadas de películas de mutantes que le valieron nominaciones al Oscar por “Logan” y últimamente, antes de la Pandemia, la ira de la crítica a “Dark Phoenix”. Esta saga sin lugar a duda nos dio grandes estrellas, algunas venían en ascenso, otras relativamente consolidadas y por supuesto nuevas caras que día a día han logrado abrirse camino en Hollywood.
Una popular franquicia de 6.000 millones de dólares se despide (bueno, entregando las riendas a Disney) con una película de terror para jóvenes y adultos.
¿Cómo se supone que nos comprometamos con una película introductoria que nunca, nunca tendrá una secuela y no tiene ni siquiera una tenue conexión con lo que vino antes?
Los informes durante el largo proceso de producción de la película decían que Disney exigía la exclusión de los personajes más conocidos de X-Men de esta película. Es cierto, no vemos a Wolverine, Profesor X (aunque se hace alusión), Magneto, Jean Grey, etc.
Si no es un desastre total, es sin duda un poco de lío: el ritmo es lento, los diálogos a menudo torpes y el enfrentamiento climático tiene todo el estilo visual y la fuerza dramática, pero de un incendio. El problema principal, sin embargo, es que no da miedo, y menos para una película que se remonta a las icónicas películas de terror para adolescentes de los 80 para inspirarse e incluso tiene el descaro de repetir la escena de la ducha de Psycho.
Nada de esto es culpa de un reparto que lo integran los jóvenes actores del momento: Maisie Williams, Anya Taylor-Joy y Charlie Heaton de “Stranger Things” incluido.
La actriz Blu Hunt es Danielle Moonstar, la única superviviente de una misteriosa masacre en la reserva indígena de su familia. Se despierta en un hospital bajo la supervisión de la Dra. Reyes (Alice Braga), que es una mutante con el poder de crear campos de fuerza impenetrables, el hecho de que Reyes parece trabajar completamente sola sugiere claramente que este no es realmente un Hospital, sino más bien un tipo de jaula o encierro.
Por supuesto, Moonstar descubre que está en una instalación para jóvenes mutantes, una especie de escuela para los futuros X-Men supuestamente, donde sus poderes pueden ser vigilados, analizados y controlados. Entre sus pacientes se encuentran Illyana Rasputin (Taylor-Joy), Rahne Sinclair (Williams), Roberto da Costa (Henry Zaga) y Samuel Guthrie (Heaton), sus alias son: Magik, Wolfsbane, Sunspot y Cannonball. Magik es una hechicera cuyo brazo puede convertirse en una espada a la manera de un T-1000 medieval; Wolfsbane es un licántropo; Sunspot flamea cuando está enfadado (o, torpemente, excitado); y Cannonball puede lanzarse de forma elusiva, como una especie de bola humana. Pero ¿cuál es el poder de Moonstar, y por qué ella y sus nuevos amigos están experimentando visiones aterradoras de los horrores de la infancia?
La trama, y la sensación de amenaza, tardan demasiado tiempo en unirse en estas escenas, dejando casi todo para un tercer acto que simplemente se resume en Efectos Especiales.
El objetivo del director Josh Boone era deshacerse de las trampas habituales de los cómics y hacer de “Los nuevos mutantes” una película de terror. Tuvo éxito en la primera parte, pero hasta ahí, luego nada es aterrador o heroico. Tal vez no sea sorprendente viniendo del tipo que dirigió “The Fault in Our Stars”, son todos los problemas de la adolescencia: amor, obsesión sexual, con un tinte de auto daño.
Los últimos 20 minutos terminan de hundir el barco, con un oso demonio en un desenfreno de acción, que explica los misteriosos poderes de Danielle, pero que no satisface emocionalmente. Hasta ahora, no ha habido ningún villano, ni ninguna historia más allá que escapar de esta prisión (hospital).
No todo es malo, hay una subtrama gay a la que se le da tiempo y espacio para desarrollarse, mientras que el tema de los traumas de la infancia se maneja con cierto matiz. Pero nada de eso es suficiente para enmascarar los muchos defectos de la película. Pueden ser nuevos mutantes, pero esto todavía se siente como un sombrero viejo.
La recomendación es esperar a verla en Blu-Ray o plataformas digitales.
Allan Sibaja A