Una de las claves para que Netflix adquiriera fama en los comienzos de su expansión a nivel mundial fue la producción de series propias. Series que, no solo superaban la media de la calidad habitual en este tipo de producciones, sino que alcanzaban cotas muy altas, al nivel incluso de grandes producciones de Hollywood y, sobre todo, provocaban un gran fenómeno fan.
No era extraño que legiones de fieles se reunieran en sus casas alrededor de la televisión para hacer una maratón de alguna de estas series, gracias, de nuevo, a otro sistema de emisión que rompía con las normas no escritas de las televisiones comerciales y de cable. Este era el abrir las temporadas completas al tiempo que se estrenaba la serie, dejando que cada espectador se repartiera su propia ración de capítulos desde el primer instante.
Ahora que Netflix también se dedica a la producción de largometrajes, da la sensación de que algunas de las series que va estrenando cada poco tiempo pasa desapercibida. Pero en las últimas semanas ha habido una novedad que ha llamado terriblemente la atención: Ratched.
Las patas sobre las que se sustenta este interés masivo son tres: la primera, que su historia es la precuela de One Flew over the Cuckoo’s Nest (Milos Forman, 1975). En concreto, lo que cuenta Ratched es la historia de la enfermera Mildred Ratched, aquella que de modo tan estricto trabajaba en esa institución psiquiátrica en la que había sido internado el carismático personaje interpretado por el fabuloso y 3 veces ganador del Oscar, Jack Nicholson.
La segunda de las bases de esta serie es que su creador es Ryan Murphy, un muy experimentado autor que tiene en su currículo productos tan interesantes como Glee o American Horror Story. Y la tercera, responsable de que muchos se hayan apuntado al viaje, es la actriz protagonista: Sarah Paulson, que es uno de los rostros televisivos con mayor capacidad de seducción de los últimos años.
Con relación al primer punto, aquí nos trasladamos hasta finales de los años 40, época en la que Mildred Ratched comienza a trabajar como enfermera en un hospital del norte de California en el cual se están llevando a cabo tratamientos pioneros para la sanación de enfermos mentales.
Cabe destacar, como curiosidad, que este personaje está libremente inspirado en una persona real. El autor de la novela en la que se basaba la película de Forman, Ken Kesey, había trabajado en una institución similar durante su juventud y, allí, había conocido a una enfermera que le había impactado sobremanera por su forma de trabajar y su modo tan duro de tratar a los enfermos.
Aquí, la diferencia la marca Ryan Murphy, el cual nos desea proyectar una Ratched mucho más compleja, alejada del prototipo de enfermera cruel o, concretamente, del personaje interpretado por Louise Fletcher en la película de los 70. Sarah Paulson consigue conformar un personaje tremendamente rico en matices, de la cual uno no sabe si sentirse atraído, sentir respeto, sentir admiración o, directamente, sentir miedo. Pero, cada vez que sale en pantalla, siempre provoca algo y nos mantiene enganchados a la misma.
Paulson no es la única actriz con un papel relevante. Una serie como esta, con una trama centrada en un hospital psiquiátrico, necesita de otros rostros potentes que encarnen a personajes igualmente interesantes y que proporcionen ese contrapeso necesario. Entre ellos, actores muy conocidos, algunos con papeles muy importantes y otros no tanto, pero que todos agradecemos, como Cynthia Nixon, Judy Davis o Sharon Stone, en el lado femenino, y Finn Witrock, Jon Jon Briones o Charlie Carver por el lado masculino.
Para los seguidores de las series anteriormente creadas por Murphy, hay que decir que ésta no se parece a las anteriores, aunque es cierto que son los seguidores de American Horror Story los que se verán más atraídos y los que verán un mayor número de puntos de similitud.
La mejor característica de Ratched es, sin duda, la conseguida y elegante puesta en escena. Cada plano, cada escenario, cada vestuario… todo está tan bien construido, tan bien planificado y tan bien ejecutado, que no se puede decir más que chapeau. Esa belleza que emana de cada imagen de la serie es una seña de identidad tremendamente potente, que acompaña muy bien al tipo de historia que se nos presenta, a mitad de camino entre el drama, el crimen y el misterio. En definitiva, una serie que merece la pena ver, sobre todo para los amantes del género y para aquellos que estén buscando una serie bien hecha, con un diseño de producción excepcional y con sus correspondientes puntos de giro, que producen esa sensación de adicción y tensión tan imperante en las series actuales.